Tuesday, October 17, 2006





Vertederos: vivir y comer de la basura
La impactante existencia de los recolectores de Lagunitas (Puerto Montt)


Por CRISTIAN ASCENCIO OJEDA /cascencio@diariollanuihue.cl


Más de 220 toneladas de basura llegan diariamente al vertedero.
Son cerca de treinta personas las que viven (o sobreviven) a un lado del vertedero municipal del sector Lagunitas. Habitan casas construidas con cartón, latas, pedazos de madera y nylon. Ellos, incluidos algunos niños, se alimentan gracias a la basura que es depositada en el lugar todos los días. Deambulan entre los perros y jotes, esperando que llegue un nuevo camión recolector y deposite los desperdicios que les darán el sustento.
Según el ingeniero ambiental a cargo del vertedero, Carlos López, diariamente ingresan unas 220 toneladas de basura (más de un kilo por habitante), lo que nos convierte en la ciudad que bota más desperdicios en la región.
Aunque el basurero de Lagunitas está destinado a residuos domiciliarios, los camiones siempre traen metales que son recogidos por los recolectores. Luego los restos son apilados y vendidos a camionetas o trasladados en carretones hasta los locales de compra de chatarras.

Restos humanos

El paisaje de un vertedero es simplemente bizarro. Los cañones queman el peligroso gas metano que produce la descomposición de los residuos, mientras los perros buscan abrigarse del frío alrededor de estos tubos.
En tanto, los recolectores trabajan buscando metales, especialmente el cotizado cobre que tiene un valor por sobre los $2 mil el kilo.
Cecilia Reyes está hace unos cinco años desempeñándose en esta actividad. Ella vive en una de las "ranchas" de la pequeña villa que se levantó al lado del vertedero.
La mujer cuenta que sus hijos han nacido y crecido en el lugar.
Como no tienen agua potable, beben de una vertiente que está a pocos metros del basurero.
Ella explica que ya se han acostumbrado al olor que inunda la zona y que marea al punto de dar náuseas a cualquiera que entre por primera vez.
El olor procede del gas metano, que se transformaría en una bomba de tiempo si no se quemara por los cañones, ya que es altamente explosivo.
Cecilia manifiesta que "aunque sea una labor dura, no nos queda otra alternativa, pues tenemos que educar a nuestros niños para que ellos no tengan que vivir aquí".
La recolectora tiene cuatro hijos que van actualmente a la escuela.
Mientras conversa, apila ropa infantil que acaba de encontrar entre la basura que llegó en el último camión.
Al preguntarle si sus hijos se enferman viviendo en esas condiciones, responde que no, que probablemente la costumbre los ha hecho físicamente más fuertes. Después de decir esto, sufre un ataque de tos que parece desgarrarle la garganta.
La pareja de Cecilia, José Gómez, también trabaja con ella en el vertedero. Como la mayoría de los habitantes del lugar, argumenta que a los pobres no les queda otra oportunidad de trabajo y vivienda.
También dice que es difícil salir de este entorno, pues el dinero que se junta semanalmente alcanza sólo para alimentar y mandar a la escuela a los hijos.
En el vertedero se demuestra que la realidad puede ser más cruda que la imaginación.
José explica que a veces se encuentran entre la basura restos humanos. Casi siempre de fetos, pero también les ha tocado ver bebés que parecen ser recién nacidos.
Por el estado en que llegan los cuerpos es difícil definir la edad de los menores.
También recuerda que una vez se encontró el torso de un hombre adulto.
Esto ocurrió en el año 2002 cuando unos recolectores descubrieron unos restos que no tardaron en reconocer como humanos.
Se trataba de un comerciante asesinado en el sector de Padre Hurtado.
El cuerpo había llegado al vertedero en un camión recolector, durante la mañana.
Otro episodio conocido por la opinión pública es el de dos menores encontrados hace tres años, también por los recolectores.
Esa vez quedó en evidencia que nuestra legislación no da el derecho de ser inscritos y sepultados a los niños que no alcanzaron a respirar.
En el caso de estos dos lactantes, bautizados como Manuel y Víctor, se tuvo que desarrollar una autopsia que demostró que la muerte de ellos había sido por asfixia, por lo que se confirmó que habían respirado.
Después de una batalla legal que se extendió por dos años, los menores pudieron ser enterrados y se les emitió certificados de nacimiento y defunción.
Pero estos no son los únicos hallazgos de restos humanos, e incluso habitantes de la villa relatan que algunas noches han escuchado llantos parecidos a los de guagua en la zona. Ahora nadie se atreve a ir a ver.

Necesarios

El trabajo que hacen los recolectores es valorado por quienes administran el vertedero Lagunitas.
Según Carlos Soto, del departamento de Aseo y Ornato de la municipalidad de Puerto Montt, estas personas ayudan a deshacerse de los metales que producen daño a las máquinas que trabajan en el vertedero cuando estas arrastran la basura. "El tema es complicado, pero para ellos es su única forma de sobrevivir y no se les puede quitar eso", dijo.

La lucha por el pan

Luis Levín posa para la foto y llega a saludar a todo el que entra al vertedero.
Está bastante alegre comparado con los otros recolectores. Incluso pide que se le saque una fotografía.
Una actitud extraña para un lugar extraño.
Mientras converso con él, y confirmó que sólo el alcohol puede poner contento a una persona que vive en estas circunstancias, veo como dos personas llenan una caja con pedazos de pan que han encontrado entre los desperdicios, pero prefiero no preguntarles en qué van a ocupar esas migajas.

29 mil toneladas

Según un informe realizado por la Conama, la región genera mensualmente unas 29 mil toneladas de basura domiciliaria.
El 60% de ese total -unas 18 mil toneladas- terminan finalmente en vertederos no autorizados, casi siempre de propiedad municipal, que no cumplen la normativa sanitaria y podrían terminar contaminando el medioambiente.
En tanto, las autoridades no tienen estadísticas sobre qué cantidad de basura están lanzando las industrias.
Hay 53 vertederos industriales autorizados. De ellos, 49 tienen permiso sanitario y cuatro están con Resolución de Calificación Ambiental.
Sin embargo, diversos personeros han alertado sobre el conflicto que se está generando con el principal residuo de las industrias: los lodos.

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