Sunday, October 22, 2006



Situación en salmoneras
Columna de opinión de Rodrigo Pizarro, Director Ejecutivo de Fundación Terram, publicada en diario La Nación el 18 de octubre de 2006.
Hace unos días la señora L.M. fue despedida de una empresa de la industria del salmón, por rehusarse a cumplir el turno de noche (de medianoche a 8:30). La señora argumentó -con certificados en mano- que por razones de salud de su familia, y la seguridad de sus hijas, era imposible que se ausentara de su casa en la noche. Fue despedida por incumplimiento de contrato e indemnizada, por 11 años de servicio, con 6 mil pesos.
Este es uno de los tantos casos que pasan en la industria del salmón, poniendo de manifiesto la creciente precaridad laboral. Estas denuncias explican por qué existe una comisión investigadora en la Cámara de Diputados y una mesa de diálogo en la Décima Región, dedicada a la salmonicultura.
Dicha industria ha experimentado un crecimiento exponencial en los últimos quince años. En 2006 se espera que los envíos sean en torno a 2.000 millones de dólares, convirtiendo al salmón en el segundo producto de exportación nacional y a Chile en el principal productor de salmones del mundo. Sin embargo, este crecimiento y las oportunidades que el proceso de globalización económico le han brindado al gran capital, no se condice con la extensión de derechos en el ámbito ambiental y laboral; por el contrario, ha habido un proceso de debilitamiento de ciertos derechos básicos.
Los economistas hemos argumentado exitosamente que el comercio es un instrumento para aumentar el ingreso total y los países deben competir. Sin embargo, crecientemente las ventajas comparativas de los países más pobres son eso, la pobreza. Mientras que la globalización ha permitido extender derechos y garantías al gran capital, sin obligaciones, paralelamente se han limitado y debilitado los derechos en el ámbito laboral.
Esta semana se ha iniciado una “semana de acción” a nivel global para generar un debate sobre la salmonicultura. Se pondrán en evidencia sus beneficios y sus costos. Entre los temas se encuentra que el salario promedio mensual de un trabajador en Chile es en torno a 200 millones de dólares, un ingreso que no permite a un jefe o jefa de hogar sacar a su familia de la pobreza. Mientras que un trabajador noruego gana hasta ocho veces más, y haciendo la relación con paridad de compra hasta cuatro veces, por exactamente al misma labor. Según la Dirección del Trabajo, casi 60% de la mano de obra de la industria proviene de empresas subcontratistas. Algunas salmoneras cuentan con hasta 40 prestadoras de servicio. La subcontratación se ha desvirtuado como un mecanismo de flexibilidad laboral para convertirse en un modelo de extracción de rentas, al permitir pagar remuneraciones más bajas y debilitar el movimiento sindical, permitiendo así casos como el de la señora M.L.
La “semana de acción” involucra a varias organizaciones, cientos de personas y varios países. Existen múltiples peticiones relacionadas con las realidades particulares de cada una de las naciones, pero se puede resumir todo en una sola frase “globalicemos también los derechos”.

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