Monday, September 25, 2006



Celco se resiste a hacer inversiones para llevar tranquilidad medioambiental a todos los actores”

La Nación 25 de septiembre de 2006.

El diputado Fernando Meza escuchó a todos los involucrados en los incidentes. Ahora está empeñado en sentar en una misma mesa a los ejecutivos de la Celulosa y a los pescadores para evitar que la zona se convierta en un polvorín. Una tarea nada de fácil. Especialmente cuando la empresa insistió en la Comisión que “ellos no contaminan” y que “no necesitan nuevas inversiones”.
Por José Miguel Jaque
Asegura que la situación en el litoral marítimo de las regiones Novena y Décima es explosiva y que los resultados de ese tenso ambiente pueden ser lamentables: una catástrofe medioambiental o desgracias personales. Así de categórico es Fernando Meza (PRSD), presidente de la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputados, entidad que se ha empeñado en zanjar el enfrentamiento entre la empresa Celulosa Arauco y Constitución (Celco) y los pescadores de Mehuín. Una batalla que incluso ha llegado a los balazos, luego de los intentos de la empresa por iniciar mediciones para un estudio de impacto ambiental que permita verter en esa costa los residuos líquidos de su cuestionada planta Valdivia.
La Comisión lleva cuatro sesiones tratando el conflicto de Mehuín y en unas dos semanas hará público su informe final. En el escrito se verán retratadas las declaraciones de todos los actores que pasaron por la Comisión, incluidos la ministra secretaria general de la Presidencia, Paulina Veloso; la titular de Defensa, Vivianne Blanlot; la directora ejecutiva de Conama, Ana Lya Uriarte; además de oficiales de la Armada que participaron en los enfrentamientos; dirigentes de los pescadores de las bahías de Mehuín y Queule, y ejecutivos de Celco.
Pero a Meza le basta con lo que ha escuchado, visto y analizado para adelantar una conclusión. “Tenemos una empresa que se resiste a hacer inversiones para llevar tranquilidad medioambiental a todos los actores”, dice. Inversiones que pasan por utilizar un sistema de blanqueo con una tecnología de punta y con un circuito cerrado para evitar que los riles se viertan en otro lugar.
Sin embargo eso parece una utopía. Es más, Meza aún se muestra incrédulo por algunas expresiones de los ejecutivos de la Celulosa en sus declaraciones a la Comisión. “Les hicimos ver la presencia de metales pesados en el río Cruces y la muerte del luchecillo por los tóxicos, pero no salen de su postura. Dicen que es un montaje y que no tienen nada que ver, que no necesitan hacer mayores inversiones al respecto”, cuenta el diputado por el distrito 52 correspondiente a la IX Región. “Aquí no sólo se requiere la inversión, sino el deseo de hacerlo. Pero en la visita que hizo la empresa a la Comisión abundaron los argumentos de que ellos no contaminan. Les insistimos que si no fuera así, que si el agua que vierten es tan limpia que se puede beber incluso, por qué no la reutilizan. Y ahí le echaron la culpa a la Conama, que les pidió que buscaran otro lugar para verter sus riles”.
“Están obcecados”
Meza visita frecuentemente las caletas de Mehuín y Queule. Sabe que son más de 600 los lafquenches y pescadores artesanales que están en pie de guerra para cuidar su actividad. “Ellos tienen terror que la pesca artesanal se vea perjudicada con tóxicos que puedan terminar con la fauna marina, tal como ocurrió con los cisnes en el río Cruces”.
El parlamentario radical socialdemócrata recuerda que en la Comisión, el diputado Roberto Sepúlveda planteó a Celco la alternativa de realizar las mediciones vía satélite para evitar conflictos con los pescadores. La respuesta fue un no rotundo. “Están obcecados en que esto se tiene que hacer así. Y por último, dicen que si no les dejan hacer el ducto al mar, el río Cruces seguirá sufriendo las consecuencias”.
Aunque Meza dice que, en un momento, el gerente de asuntos corporativos y comerciales de la forestal, Charles Kimber, hizo un mea culpa por los errores técnicos y políticos del pasado, especialmente referidos a las relaciones con el entorno y a la brusca manera de imponerse en un medio ajeno.
Tras las intensas sesiones, Meza llega a un juicio lapidario. “La planta Valdivia de Celco nunca debió empezar a funcionar allí sin un verdadero estudio de impacto ambiental que hubiera resguardado lo que hoy queremos proteger. Quiero y necesito ver en la empresa el ánimo de superar los malos ratos que le han hecho pasar a Valdivia, pero me preocupa que estén cerrados a nuevas inversiones”, comenta.
Dardos a la Conama
Sin embargo, el parlamentario advierte que la culpa de esos malos ratos en Valdivia y ahora en Mehuín no son sólo responsabilidad de la empresa. “La Conama no actuó con la suficiente responsabilidad al permitirle a este monstruo de la celulosa instalarse en este lugar sin medir las consecuencias. Nadie los controló y se lanzaron no más”.
El diagnóstico del parlamentario es más amplio y apunta a la carencia de una institucionalidad ambiental. “En Chile hay mucho desorden ambiental. Se hace y se deshace con una facilidad pasmosa”, comenta. “Empresas como Aguas Araucanía instala plantas de tratamiento de aguas servidas con inocentes declaraciones de impacto ambiental en lugar de estudios. No toman en cuenta al mundo indígena, que atropellan en su cultura y sus derechos. Es lo mismo que pasa con el ducto en Mehuín, que atravesaría 30 ó 40 kilómetros de territorio indígena. Pero eso a nadie le importa”.
Meza espera que el informe de la Comisión, que se hará llegar al Ministerio del Interior, Segpres, Celco y a los pescadores, sirva para sentar en la mesa a los involucrados y resolver el conflicto. “Para que esto suceda, hace falta que la empresa tenga un gesto de humildad de cara a los pescadores y que ellos entiendan que hay que escuchar a la empresa, a pesar de que no le creen nada y hay una desconfianza absoluta”.

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